Quentin Bajac (París, 1965) dirige el Jeu de Paume desde enero de 2019, la institución dedicada a la imagen situada en pleno centro de París, en el parque de las Tullerías. Antes de llegar a la dirección de esta institución, Quentin Bajac fue conservador de fotografía en el Museo de Orsay, jefe del Cabinet de la Photographie en el Museo Nacional de arte moderno – Centre Pompidou y conservador jefe de fotografía en el MoMA, en Nueva York. Desde el 14 de septiembre y hasta el 13 de febrero, puede visitarse en el Jeu de Paume Chefs-d’œuvre photographiques du MoMA. La collection Thomas Walther, que Quentin Bajac junto a Sarah Meister han comisariado. La exposición incluye grandes iconos del siglo XX, imágenes de la historia de la fotografía y del arte tan familiares como enigmáticas, que permiten trazar una historia de las vanguardias en Europa y Estados Unidos durante la primera mitad del siglo XX.
Sergi Álvarez Riosalido: La exposición se plantea como un recorrido por las chefs-d’œuvre, las obras maestras de la fotografía del MoMA y aparecen grandes nombres de la historia de la fotografía como Berenice Abbot, André Kertész, Claude Cahun o Lazlo Moholy-Nagy y un panorama muy rico de la escena artística del periodo de entreguerras, de Moscú a Nueva York. Sin embargo, la exposición la forman las imágenes de la colección de Thomas Walther. ¿Podría hablarnos de este personaje, de su historia, de sus intereses?
Quentin Bajac: Thomas Walther es un coleccionista alemán nacido en 1949 en Alemania, en una familia acomodada y muy interesada por el arte. Su madre era fotógrafa amateur, fotografiaba la vida familiar y recopilaba esas fotografías en álbumes familiares. Hay una fotografía que muestra a Thomas Walther, que entonces tenía diez años, con su hermana, que había sido tomada por Florence Henri. Desde la infancia ya había un lazo con la fotografía y Thomas Walther comenzó a tomar fotografías muy pronto con la cámara familiar.
Thomas Walther se formó en arquitectura en Berlín, a principios de los años 1970, y más tarde quiso dedicarse a la fotografía comercial, de modo que se instaló en Londres a mediados de esa misma década. En ese momento trabaja en la fotografía publicitaria con Michael Joseph, un fotógrafo sudafricano afincado en Londres. Es después de esta experiencia que Thomas Walther va a Nueva York. Él mismo dice que fue una fotografía de Duane Michals que le dio esas ganas de viajar a Nueva York y que compró en Berlín en 1976. Esa fue la primera fotografía adquirida por Thomas Walther.
En 1977 Thomas Walther llega a Nueva York e intenta continuar con la fotografía comercial pero se da cuenta de que probablemente no tiene ni el talento ni las ganas. Sin embargo, se mantiene todo ese tiempo su gusto por las imágenes de modo que comienza a coleccionar, a comprar a vendedores y comerciantes, a casas de venta. Desde le inicio es el periodo de los años 1920, 1930, la primera mitad del siglo XX, el periodo que le interesa. ¿Por qué este periodo y no otro? Yo creo que es porque en Nueva York coincide con fotógrafos como André Kertész o Berenice Abbott, que en esa época están vivos, pero también quizá para un coleccionista alemán existe ese interés por tratarse de una época justo antes del auge del nazismo – un periodo que, por supuesto, fue totalmente reprimido y prohibido por los nazis, que acusaban de degenerado todo el lenguaje moderno de estos artistas. Hay quizá una voluntad de volver a ese periodo. Por otro lado, Thomas Walther estaba apasionado por la invención formal de estas imágenes que coleccionó. Él compraba especialmente a vendedores alemanes y americanos con un fuerte apego hacia la fotografía alemana y por la Bauhaus – si se observa su colección, hay muchos fotógrafos presentes que pasaron por la Bauhaus. Walther colecciona durante quince y veinte años fotografías de este periodo, siempre escogiendo imágenes casi como objetos, en las que la impresión es muy importante, ya que sólo se trata de originales. Walther busca esa cualidad física de las imágenes, esa materialidad. Durante ese tiempo compró imágenes de Ródchenko o Man Ray pero también de fotógrafos desconocidos. Creo que este es uno de los intereses de la colección, ya que Walther se fía de su ojo sin un consejero o asistente artístico, guiado siempre por su curiosidad visual.
Seguir leyendo en exit-express