Proyecto de investigación centrado en la temporalidad y la finitud a través del arte contemporáneo y en particular en los discursos de la presencia y la corporalidad.
Convivir con esta nada que es la muerte que se aproxima nos lleva a agarrarnos desesperadamente a la presencia, a vivir el presente, a vivir sólo presentes. Pero este deseo de plenitud de la presencia coincide con la misma muerte: la presencia no deja de diferir, está entre dos nadas, aquella de la que viene y a la cual se dirige. Muerte y desaparición de la cosa. Aniquilación del objeto. Pero el símbolo ya es la muerte de la cosa. La muerte, siguiendo a Jacques Lacan, es constitutiva de un orden simbólico porque el símbolo ocupa el lugar de la cosa que simboliza, lo que es equivalente a la muerte de ésta: primer símbolo que es la tumba, que nos abre las puertas de la muerte. Ahora, dirá Lacan, el significante lleva al sujeto más allá de la muerte, “ya lo considera muerto, por naturaleza lo inmortaliza”.