¿Qué dirían las paredes si hablaran? ¿Qué preguntas haríamos a las paredes si supiéramos que nos darían una respuesta?
«¿Qué dirían las paredes de Hectolitre?», me dice Javi Fernández, señalando la historia de este edificio del barrio de les Marolles en Bruselas, donde ha estado realizando una residencia artística los últimos meses. Estas habrían sido testimonio, entre otras cosas, de los encuentros sexuales que se daban mientras el edificio era un club de swingers. Cuerpos rozándose, intercambiando fluidos. Sudor. Lenguas. Ojos en blanco. También una forma de vivir la sexualidad más allá de los márgenes de la normatividad y la lógica capitalista de la propiedad privada. Intercambio. Libertad. Comunidad. Precisamente estas dinámicas de colectividad y de lo comunitario son las que siguen dándose hoy en día, pero a través de las residencias artísticas que acoge este espacio.
Recuerdo leer u oír hablar a la artista Dora García sobre la idea, retomando un argumento de Michel Foucault, que el sexo, por kinkyque fuera, nunca había subvertido especialmente el statu quo. Lo que sí puede resultar subversivo, continuaba, es una forma diferente de vivir y quererse juntos. Aquí es cuando aparece el amor como una tecnología de transformación social, como instrumento político.
Javi Fernández, interesado por este testimonio silencioso de los muros de Hectolitre llevó a cabo una serie de escaneados de detalles de estas paredes. A continuación, propuso en una sesión un ejercicio de escritura colectiva con el resto de residentes de Hectolitre, con personas que han habitado ese espacio, en la que cada una escribió algo que le evocaban esos muros y, a modo de cadáver exquisito, se generó un relato colectivo. Más allá de esta experiencia, existe un interés en las prácticas de creación colectiva y se entiende la producción artística como generación de situaciones de cuidado radical. Es así como, mediante estos encuentros y propiciando espacios tiernos y cariñosos, se plantean estas nuevas formas de vivir y crear juntxs.
¿Qué dirían las paredes si hablaran?
Cuando conocí este proyecto, pensé directamente en el texto del psicoanalista Jacques Lacan, “Je parle aux murs”. En ese texto, Lacan propone uno de sus innumerables juegos de palabras, partiendo de la similitud entre la pronunicación en francés de “amour” y “aux murs”. Según Lacan, hablar a un muro no es simplemente hablar en vano, es hablar desde la falta, desde la imposibilidad de una respuesta, desde la soledad. Es decir, hablar de amor. Como plantea Lacan, entre un sujeto y otro siempre hay un muro, la imposibilidad de fusionarse.
En este proyecto, los muros, lejos de ser un obstáculo, aparecen como un espacio de memoria y de inscripción. Un espacio donde se deja huella, donde se escribe lo que no puede decirse. Las escrituras emergen como balbuceos, ecos de cuerpos que se tocaron sin tocarse. También una oportunidad de generar comunidad desde la vivencia singular de ese espacio colectivo.
Hay en todo este proyecto una voluntad de cuidado, entendido este como atención radical al otro, al fragmento, a lo que no encaja. Este proyecto no pretende restaurar una historia, sino abrir grietas mediante las cuales imaginar comunidades afectivas distintas, donde la relación no está basada en el intercambio, sino en la singularidad del deseo, en la posibilidad de tramar lo común desde lo fragmentario.
Sergi Álvarez Riosalido
Barcelona, 12 de abril de 2025
Texto para la publicación «Aux murs» de Javi Fernández desarrollado en Hectolitre (Bruselas) en abril de 2025.