Exposición de Oriol Arnedo Casas y Laura Torres Bauzà en Dilalica. Comisariado de Sergi Álvarez Riosalido. Del 25 de marzo al 24 de mayo de 2025.
Desmantelar la máquina para descomponer sus engranajes, revelar su funcionamiento. Desmontar el aparato para descubrir sus contradicciones internas y abrir ese algo que se concibe como un sistema cerrado. Desmantelar una máquina para desmantelar también categorías rígidas, permitiendo pensar en ensamblajes híbridos.
Con la exposición Desmantelar la máquina, Oriol Arnedo Casas y Laura Torres Bauzà se proponen comprender la máquina no sólo como un dispositivo mecánico, sino como una red de relaciones, de construcciones, de poder y de posibilidades de transformación. Entendida la máquina como una construcción que da forma al mundo, las prácticas de ambxs artistas operan dentro de la exposición como líneas de fuga, espacios de experimentación donde los ensamblajes se reorganizan y, al mismo tiempo que revelan su funcionamiento interno, abren la imaginación de nuevos posibles.
Desde hace tiempo, pensadoras como Donna Haraway han insistido en cómo ámbitos del conocimiento como la ciencia o la técnica han estado atravesados por metáforas políticas, sociales y de género, ante una supuesta objetividad. En textos como Primate Visions: Gender, Race, and Nature in the World of Modern Science (1989) o A Cyborg Manifesto (1985), Haraway subraya cómo el discurso científico y la tecnología no son neutrales y propone vías alternativas de producción de saberes. En su texto “Conocimientos situados” del libro Simians, Cyborgs and Women (1991), Haraway desarrolla con detalle esta presunta objetividad de la ciencia y cómo la vista puede servir para evitar oposiciones binarias: «Las cosas parecen ya fijas y distanciadas. Pero la metáfora visual le permite a una ir más allá de las apariencias fijas, que son únicamente los productos finales. La metáfora nos invita a investigar los variados aparatos de la producción visual, incluidas las tecnologías protésicas conectadas con nuestros ojos y cerebros biológicos» (1).
Las operaciones de Oriol Arnedo Casas y Laura Torres Bauzà en esta exposición responden al ejercicio de visión activa que sugiere Haraway, Oriol a través de un ecosistema de esculturas o artefactos que parten de instrumentos musicales, los cuales adquieren nuevas funciones y comportamientos, Laura a través de dos ensayos audiovisuales que profundizan en dos experimentos científicos , Biosfera 2 y Universe 25, en los que se producen diferentes tipos de encierro.
Para esta exposición, tanto Oriol como Laura toman la noción de máquina desde la lectura de Gilles Deleuze y Félix Guattari, que la alejaron de su función meramente instrumental en el marco capitalista. Así, Deleuze y Guattari proponen una idea de máquina como un sistema dinámico de relaciones entre lo humano y lo no humano, al integrar también tecnologías, saberes y prácticas. Escriben Deleuze y Guattari en el comienzo de L’Anti-Oedipe (1972): «En todas partes máquinas, y no metafóricamente: máquinas de máquinas, con sus acoplamientos, sus conexiones. Una máquina-órgano empalma con una máquina-fuente: una de ellas emite un flujo que la otra corta. El seno es una máquina que produce leche, y la boca, una máquina acoplada a aquella. (…) De este modo, todos bricoleurs; cada cual sus pequeñas máquinas. Una máquina-órgano para una máquina energía, siempre flujos y cortes» (2).
En esta estrategia de desmantelar máquinas, Oriol toma instrumentos musicales rotos u obsoletos y los recompone, introduciendo nuevas dinámicas, siguiendo la lógica de los instrumentos autónomos. Estas piezas, surgen así de una serie de ejercicios de experimentación para crear ensamblajes con nuevas funciones y comportamientos. En los acordeones, teclados y melódicas de Oriol surgen las máquinas en su forma más activa y dinámica después de su alteración y reprogramación, desmantelando también esa frontera rígida entre lo vivo y lo no vivo. A través de la intervención manual y la manipulación de circuitos, estos objetos encuentran nuevas posibilidades sonoras y performativas. Al reconfigurar su estructura original, las piezas dejan de responder a sus funciones predeterminadas para generar además una nueva gramática sonora.
La instalación de Laura, a través de los dos videos, aborda la máquina desde la perspectiva del sistema cerrado, explorando los límites de la autonomía y la interdependencia. A través de Biosfera 2 y Universe 25, Laura examina cómo el encierro controlado produce tanto nuevas formas de organización como síntomas de colapso. Ambos experimentos pretendían replicar ecosistemas perfectos, pero terminaron revelando las tensiones entre lo programado y lo imprevisible, entre la utopía de la autosuficiencia y la necesidad del afuera. En este sentido, sus vídeos funcionan como un espejo de las contradicciones presentes en cualquier máquina: su capacidad de estructurar el mundo y, a la vez, su tendencia a desestabilizarse.
Desmantelar la máquina para descomponer sus engranajes. En su aparente solidez, toda estructura encierra tensiones, fisuras y posibilidades de fuga. Desmontar la máquina no es solo revelar su funcionamiento, sino también liberar sus potencias latentes, permitiendo imaginar ensamblajes alternativos.
(1) Donna Haraway, Ciencia, cyborgs y mujeres. La reinvención de la naturaleza, Madrid, Cátedra, 1995, p. 335.
(2) Gilles Deleuze y Félix Guattari, El Anti Edipo. Capitalismo y esquizofrenia, Barcelona, Paidós, 1985, p. 11.