Schmidt Ocean Institute. Necker Ridge: Bridge or Barrier
28.06.2024

Arte para la defensa del océano revista El Ciervo

Escribía Herman Melville en Israel Potter (1855) que “una hamaca en el océano es el asilo del generoso afligido”. Continuaba así: “El océano desborda de penas y tragedias naturales; y en esta inmensidad acuática de terror, la pena privada del hombre se pierde como una gota”. En los textos de Melville el océano aparece como un lugar de maravillas y amenazas, para el encuentro con lo desconocido pero también con nosotros mismos. Han pasado décadas, pero la fascinación por el océano sigue siendo la misma. Hoy, además, sabemos que éste es fundamental para la supervivencia de la humanidad, siendo el océano el responsable de absorber aproximadamente el 30% de las emisiones de dióxido de carbono del mundo y el 80% del calor que se genera mediante el efecto invernadero.

Entre el 8 y el 12 de abril tuvo lugar la Semana de la Década de los Océanos en Barcelona, donde se profundizó acerca de temas globales como el cambio climático, la seguridad alimentaria, la conservación de la biodiversidad, la llamada economía oceánica sostenible, así como la contaminación y los peligros naturales. La Conferencia, que se desarrolló entre el 10 y el 12 de abril, representaba una preparación a la Pre-Conferencia de 2024 en San José (Costa Rica) para la Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Oceános del año que viene en Niza (Francia). Con respecto a esta insistencia en mantener en plural los océanos, Rémi Parmentier, miembro fundador de Greenpeace y director fundador de la consultora Grupo Varda, defiende la necesidad de hablar del océano en singular, para tomar conciencia de hasta qué punto éste nos conecta y pone en relación.

Me llamó especialmente la atención la intervención de Ronaldo Christofoletti, profesor en el Instituto de Ciencias del Mar, de la Universidad Federal de São Paulo, en la sesión plenaria del viernes por la mañana. En su turno, Christofoletti incidió en la necesidad de conectar con las emociones, de inspirar a las personas y hacerlo identificando los diferentes grupos a los que interpelar con diferentes mensajes. Para trasladar la idea de hasta qué punto dependemos del océano, hay que identificar la forma de generar empatía en función de las comunidades que se quiera interpelar. En esa línea, el arte es una de las formas más potentes para conectar con las personas. Markus Reymann, co-director de tba21, insistía en este papel fundamental del arte, en el intervalo preciso en el que la información no genera una acción transformadora por sí sola. De ello se habló en profundidad en una de las actividades que tuvo lugar esta semana del océano, en el Disseny Hub de Barcelona, donde se presentaron diversas iniciativas en la intersección entre arte y ciencia. Entre las presentaciones, resultó especialmente sugerente la propuesta de Latai Taumoepeau sobre el proyecto Re-Stor(y)ing Oceania, sobre las perspectivas indígenas del Pacífico, o el avance de la instalación Liquid Strata, que se presentará en junio durante el Sónar. Esta propuesta audiovisual, que explora los ecosistemas de las profundidades del océano, resulta de la colaboración entre el oceanógrafo Joan Llort y las artistas Entangled Others Studio y Daphne Xanthopoulou, tomando como inspiración la poca luz que llega a estas profundidades, que a día de hoy están cada vez más amenazadas por la minería de aguas profundas y la pesca industrial.

El arte puede ser una vía fundamental para generar empatía y, por ello, uno de los retos para esta defensa del océano es que los y las artistas encuentren formas de colaboración y enunciación para evitar, tomando de nuevo las palabras de Melville, “penas y tragedias naturales”, pero especialmente aquellas provocadas por el ser humano.

Artículo publicado en el #805 de la revista El Ciervo

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